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¿Sabías que se puede visitar un refugio antiaéreo en la calle Serranos?

    La calle Serranos no solo tiene atractivos en la superficie, sino que cuenta con un refugio antiaéreo construido en 1937, refugio que ha sido recuperado y habilitado para ser visitado. Está sitiado en el número 25 de la calle y organiza visitas guiadas. “Era una demanda ciudadana de hace muchos años, y para nosotros era muy importante llevarla a cabo”, ha explicado la concejala. El refugio de Serranos fue construido por la Junta de Defensa Pasiva para preservar a la población general de los bombardeos. El de la calle Serranos fue habilitado en el año 1937. Las personas interesadas en conocer de cerca el refugio de Serranos podrán hacerlo mañana sábado, en jornada de puertas abiertas, de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 19:00 horas; y a partir de la semana que viene en visitas programadas y guiadas, todos los los miércoles (a las 11, 13, 16 y 18 horas) y sábados (a las 11 y a la 13 horas), mediante reserva previa.

    Resaltan más de 200 dibujos recuperados en la restauración y que abarcan desde el momento de su construcción hasta su abandono como casal”, ha indicado la concejala: dibujos de figuras humanas, nombres y firmas, pero también de casas bombardeadas o de escuadrones de aviones de combate, que reflejan las sensaciones de quienes hallaban allí protección. El espacio estaba muy degradado, dado que tras la guerra y hasta 1953 funcionó como almacen y tienda de plátanos, y a partir de 1953 estuvo cedido por el Ayuntamiento a la falla Santa Cruz para su uso como casal, hasta 2000, en que fue abandonado por problemas de goteras.

    Llama la atención la repisa en alto, sobre el banco corrido junto a los muros, para poder dejar los enseres de las personas refugiadas. En conjunto, el espacio, con capacidad para 400 personas, presenta dos accesos: desde la calle de Serrans, y desde la calle Palomino, ambos en codo con ángulo de 90 grados para evitar la entrada de metralla por efecto de la onda expansiva de las bombas.

    La sala del refugio tiene 3 naves, separadas por dos hileras de pilares de hormigón que sujetan una cubierta adintelada muy gruesa de más de 1,50 metros de hormigón. En el techo y paredes se abren los orificios para la captación y extracción del aire, que comunican con tuberías que salen al exterior mediante una alta chimenea conservada en la cubierta. Como la mayoría de refugios de la ciudad, el de Serranos tenía un baño, al lado del extractor de aire. Gran parte de estos elementos originales ha desaparecido, pero el estudio arqueológico ha permitido reconstruir su aspecto original, que puede observarse en uno de los paneles informativos instalados.

    Como testimonio destacar a la vecina Paquita Carrasco, que tenía 13 años cuando se abrió el refugio, ante los medios de comunciación ha manifestado sus sentimientos y ha recordado su miedo y su indefensión. “Eso no se olvida. La primera vez que entré tenía mucho miedo… no sé lo que me pareció… que iba bajo tierra; y así era. Y, claro, esas cosas no se pueden olvidar. Nunca. Por muchos años que pasen”, ha explicado. “Yo era una niña, y creía que no volvería a salir. Todo estaba muy oscuro”. Paquita Carrasco ha concluido, expresando su esperanza de cara al futuro: “Creo que aún hay tiempo para los que vienen después lo hagan mejor, que se acuerden, y que procuren que no vuelva a pasar lo mismo”.

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