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Más de 100 años de “Passa de Sant Cristòfol” en Alboraya

    El primer fin de semana de mayo se celebra, desde hace más de 100 años, la ‘Passa de Sant Cristòfol, el santo sale de la Parroquia Asunción de Nuestra Señora hacia su ermita, situada en la partida del Miracle y vuelve al día siguiente. Esta tradicional fiesta en la actualidad tiene 135 años y cuenta con un grupo de 60 cofrades, según cuenta el vecino y clavario, Antonio Mariu, «todos los años se apuntan nuevos miembros, porque es una fiesta con arraigo en Alboraya y no desaparece por el sentimiento hacia el santo que le tienen los vecinos”.

    Durante el trayecto varias casas de la huerta, alquerías y demás vecinos que tienen devoción al santo encienden su particular castillo de fuegos artificiales al paso de la imagen, Además en la calle Sant Cristòfol de la localidad encienden una traca de lado a lado de la vía como muestra de alegría.

    Destacar que San Cristóbal es patrón de Alboraya, y se le dedican tres fiestas concretas, una se celebra el primer domingo de mayo con la ‘Passa’, la siguiente el 10 de junlio en las fiestas patronales y el tercer domingo de julio los vecinos de la calle cabañal festejan ‘Sant Cristòfol de la barqueta’. Javier Lliso, miembro de la Parroquia, comenta que Alboraya le tiene un gran sentimiento a este santo, de hecho cuenta que hay historias de milagros que ha realizado el santo, como por ejemplo el cómo apareció su escultura, guardada hoy en la iglesia.

    Como anécdota «Dicen que un barco fenicio naufragó en las playas de Alboraya, la gente del pueblo encontró la imagen y la dejaron en una alquería, donde años más tarde se edificaría la actual ermita. Cuando llegaron los árabes entraron en esa alquería y enterraron al santo y por el paso del tiempo los labradores se dieron cuenta que los animales que se acercaban a esa zona, siempre fallecían en un mismo punto, hasta que un labrador decidió cabar y se encontró con la imagen del santo. Una vez sacarón a San Cristóbal de la tierra, empezó a brotar agua y construyeron un pozo», narra Javier. «Es muy curioso que ese pozo no se haya secado nunca, de hecho en la época de la peste todos iban a por agua allí, porque estaba limpia», añade el festero Antonio Mariu.

     

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