Las pinturas murales y frescos del maestro José Vergara del camarín de la Virgen del Puig en el Monasterio de Santa María del Puig han recuperado su aspecto original. Este camarín se encuentra situado detrás del altar mayor. Constituye una estancia rectangular finalizada en septiembre de 1780 y donde José Vergara fue el encargado de la decoración pictórica de la cúpula, pechinas y medallones del recinto en el que se representan escenas relativas a la historia y culto de la imagen de la virgen que encontró San Pedro Nolasco.
Antes, la cúpula tenía unas grietas estructurales que atravesaban algunas zonas de los frescos. Las pinturas, además, presentaban un aspecto oscurecido debido, posiblemente, al humo de las velas y de la continua deposición de partículas de polvo de naturaleza más o menos grasa. Como consecuencia de este oscurecimiento no se podían apreciar con claridad los colores y volúmenes de cada una de las composiciones. También se detectaron eflorescencias salinas, localizadas especialmente en las pechinas y en la parte inferior de la cúpula, que provocaron el desprendimiento de la película pictórica en muchas zonas, y con ello pérdida de parte de la policrornia y del dibujo.