La singularidad del barrio del Cabanyal se expone en Valencia con 80 fotografías
El carácter del barrio y de su gente, su idiosincrasia, su historia y su arquitectura. La ‘singularidad’, en definitiva, del barrio del Cabanyal, construida a lo largo del último siglo, queda recogida en la muestra València en blanc i negre III. El Cabanyal, que hasta el próximo mes de mayo se exhibe en el Museu Valencià d’Etnologia.
La disposición de las casas y las calles transcurre en paralelo al mar, lo que ha permitido beneficiarse de una brisa que con el tiempo se constató que también tenía múltiples beneficios para la salud. De todo ello –como se pone de manifiesto en las fotografías que integran la muestra–fueron dándose cuenta los valencianos de la capital cuando empezaron a usarla como lugar de tiempo libre y de veraneo. Una ‘singularidad’ inmortalizada por Martín Vidal Romero, Luis Vidal Corella y Luis Vidal Vidal. Una saga de fotógrafos que ha ayudado a mantener viva la historia de la ciudad y que nos acercan, a través de su obra, a un barrio tan emblemático como singular, y que sirve de testigo de la tenacidad de un pueblo por conservar vivas sus tradiciones.
La exposición reúne 80 fotografías de tres generaciones de fotógrafos de la familia Vidal –Martín Vidal Romero (1872-1944), Luis Vidal Corella (1900 a 1959) y Luis Vidal Vidal (1936)–con las que queda patente la evolución de uno de los barrios más emblemáticos de la capital del Turia. La retrospectiva ha sido presentada en presencia del diputado de Cultura, Xavier Rius; el director del museo, Francisco Tamarit; y los comisarios Manuel Cerdà y Luis Vidal.
València en blanc i negre III. El Cabanyalse estructura en torno a siete ejes temáticos en los que se aborda la imagen y la construcción de la identidad del barrio. Una ‘singularidad’ conformada alrededor de la pesca y sus actividades relacionadas que se manifiesta en el lenguaje, las costumbres, las formas de sociabilidad y, como no, en su fisonomía. Al tratarse de un barrio de trabajadores, estos verán supeditados sus intereses a los de la ciudad, a las nuevas élites de poder, el viejo pueblo de pescadores forzosamente deberá seguir un rumbo muy a menudo contrario a sus intereses. Con el paso del tiempo el Cabanyal se convirtió en un barrio ‘popular’, como se constata a principios del siglo XIX con la costumbre de los vecinos de la capital de ir a bañarse. Esto dio lugar a una intensa vida social en las playas del Cabanyal, con verbenas, bailes, cenas al aire libre… Sus calles, su playa, sus teatros o sus bandas de música no pasaron desapercibidos para autores como Blasco Ibáñez, Sorolla y Benlliure. Además de servir de inspiración para músicos, compositores, pintores, escultores, grabadores o escritores.