La plaza de la Reina se convirtió en plaza tras el derribo del convento de Santa Tecla
La plaza de la Reina se convirtió en plaza cuando se derribó el convento de Santa Tecla. Uno de los comercios más vistosos en aquella época era un comercio de máquinas de coser de la compañía Singer, despertaba la curiosidad de los transeúntes al ver, a través de los escaparates, cómo un grupo de muchachas movían los pies y manos, al utilizar la máquina en su aprendizaje de coser y bordar.
Y, junto a Sínger, el café El Siglo, otra novedad en aquel tiempo, según el setentón, porque fue el primero que se instaló con toda clase de detalles, camareros uniformados, grandes salones para jugar al ominó y, en el entresuelo, audición de conciertos. Había un comercio, entonces modernísimo, llamado La Isla de Cuba, donde una de las especialidades de la casa eran los Mantones de Manila. Fue llamada calle Zaragoza, porque el rey don Jaime donó esos terrenos a los aragoneses que participaron con él en la conquista de Valencia.