Un rótulo que pone desde 1.953 preside la emblemática Casa de los Dulces que encontramos junto a las Cortes Valencianas, muy cerca de las Torres de Serranos. A finales de julio cerrará tras no renovar su alquiler con el edificio perteneciente al parlamento autonómico. Los niños durante años has disfrutado viendo las cubetas de cristal más grandes que ellos donde están todos los caramelos posibles y las últimas novedades en dulces. Quién no se ha acercado hasta allí para comprar a granel los caramelos para tirar en los bautizos o a hacer paquetitos de dulces que luego se repartían a los niños de clase cuando es su cumpleaños.
Una generación de mayores que crecieron pasando día a día por su fachada se quedarán sin uno de los pocos recuerdos de su infancia cuando iban de camino a su colegio, casa o a la plaza de la Virgen. La Casa de los Dulces es hasta julio una parada obligatoria para cualquier niño desde 1.953 para comprar garrotes o piruletas gigantes, los caramelos de violetas o los famosos Pictolín para ir a ver los partidos del Levante UD. A partir del 1 de junio se despedirán de esta ubicación con una exposición fotográfica sobre su historia en este lugar. No será un adiós porque los propietarios planean trasladarse a otro lugar, aunque la fachada empezará otra historia distinta y cuando pasemos por esta zona no será lo mismo.
Las próximas semanas serán las últimas en las que podremos disfrutar de caramelos de todas clases, sabores y azúcares, también de otros dulces como gominolas, turrones, chocolate, helados de diferentes marcas, peladillas. Por muchos es considerado un paraíso de azúcar, de dulce a todo color. Cuántos recuerdos y la alegría que da ver un establecimiento que a todos nos saca la sonrisa y nos gusta ver donde está actualmente. Este verano desaparecerán estos escaparates de cristal donde se agolpan miles de caramelos embutidos, apretados, como reclamo del goloso dulce que tanto gusta a los pequeños y a los más mayores. Cuantas lágrimas caerán cuando bajen las persianas, cuando perdamos el encanto de poder llevar a nuestros hijos o nietos donde nosotros comprábamos las chuches de pequeños.