El origen de la Ofrenda de Flores se remonta a 1942
El día de San José, 19 de marzo, del año 1942 cuando la fallera mayor de la Falla San Vicente-Periodista Azzati, Pepita Pérez, quiso entregarle a la Virgen el ramo de flores que su comisión le había regalado por su santo. El presidente, algunos miembros de la falla y la banda de música de Massarrojos le acompañaron, desfilando por la calle San Vicente para realizar la ofrenda. Tres años más tarde, en 1945, por iniciativa del músico y crítico de arte Eduardo López-Chávarri, apoyada por el diario Las Provincias, la Junta Central Fallera institucionalizó esta manifestación creándose la “Ofrenda de flores”.
Foto: I. Miñana
La primera estructura de madera para colocar las flores se instaló en la fachada de la Basílica en 1949, cinco años más tarde, en 1954, ya desfilaban cerca de 8.000 personas. A finales de los años 60 se estableció que los niños desfilaran durante la mañana del 17 de marzo y los mayores lo hicieran por la tarde. No fue hasta 1970 cuando la ofrenda se repartió en dos jornadas, el 17 y el 18 de marzo, y pocos años después se introdujeron los dos itinerarios para el desfile, uno pasando por la calle de la Paz y otro por la calle de San Vicente.
En 1987, ante el continuo aumento de lasofrendas de flores, se decidió instalar en el centro de la plaza una imagen de la Mare de Déu con el cuerpo construido a base de travesaños de madera donde se depositan desde entonces los ramos formando un manto cuyo diseño cambia cada año. La imagen, de 15 metros de altura fue realizada por el artista fallero José Azpeitia.
Foto: I. Miñana
LOS VESTIDORES DE LA VIRGEN
Los vestidores de la Virgen de los Desamparados empezaron en 1987 ha confeccionar el manto de manera voluntaria con los ramos de flores de la Ofrenda. La imagen de la Mare de Déu, de 15 metros de altura y construida con travesaños de madera, fue instalada por primera vez en la Plaza de la Virgen en 1987. En la actualidad el grupo de vestidores está integrado por 39 personas, seis de ellas mujeres, cuyas edades abarcan desde los 22 a los 58 años, “en el que se juntan hasta tres generaciones familiares, que realizan esta labor con total devoción a la Mare de Déu, y para los que el peor disgusto es no poder participar en la Ofrenda”, ha explicado el coordinador de los vestidores, José García Bosch.
Foto: I. Miñana
El dibujo del manto “siempre ha sido un secreto, salvo algunos años, y sólo lo conocen los vestidores quince días antes de la Ofrenda”, según el coordinador, que ha avanzado que “al final de la primera jornada, el viernes, ya podremos empezar a verlo” aunque “son los vestidores los que realizan el diseño y prefieren no darlo a conocer antes”.
En un principio, los vestidores de la Virgen “eran un grupo de amigos, muchos de ellos de Cruz Roja, que se dedicaban al socorrismo y eran expertos en alpinismo porque para estar en lo alto de la imagen tienen que ser personas experimentadas para ir colocando ramos”. Antes de 1987 “ya había algunos, alrededor de diez”, que se encargaban de poner los ramos de la Ofrenda en la estructura que se coloca en la fachada de la Basílica y en otras con forma de conos, pero “la labor como tal de vestidores, más organizada, empezó cuando se decidió instalar la gran imagen de madera de la Virgen de 15 metros de altura en la plaza, y en los años posteriores se fue mejorando y profesionalizando”.
La iniciativa de instalar la gran imagen de la Mare de Déu, obra del artista fallero José Azpeitia, “fue del vestidor Pedro Llorca y del artista fallero José Carrero, quienes se la presentaron a Junta Central Fallera y fue aprobada”. Con el paso de los años “fuimos mejorando, entre todos, el proceso, y desde que en los 90 se incorporó el dibujo, empezamos a marcarles a las comisiones, por sectores, las flores y colores que debían traer para elaborarlo”. También se fueron mejorando otros aspectos “por ejemplo que los ramos no llevaran ganchos, que acababan clavándose los vestidores y que muchos terminaban con los brazos ensangrentados, ni tampoco papel de celofán que resbalaba en el suelo”.