El rey Jaume I conquistó Valencia en 1238, pero antes intentó sin éxito tomar el castillo de Cullera sin éxito, pero le fue entregado en 1239, tras la caída de Valencia. Como alcázar real fue morada de todos los monarcas aragoneses en sus visitas a Cullera. En su capilla gótica alberga el Museo Arqueológico. El “Llibre dels fets” relata que las catapultas del ejercito del monarca no llegaban hasta el Castillo, donde estaba resguardada la población.
La leyenda cuenta el rey Jaime I no pudo conquistar Cullera en 1235 al no encontrar piedras redondas para ser lanzadas a través de máquinas de guerra. Hay quién habla que fuerzas misteriosas escondieron las piedras útiles para que el monarca y sus tropas se alejaran de la ciudad.